Vivimos en un momento de constante búsqueda de alternativas naturales a problemas de la cotidianidad. El enfriamiento evaporativo es una de estas soluciones, que aunque es vanguardista, sus procesos rinden tributo a la naturaleza con un funcionamiento que además, cuida el planeta contribuyendo a reducir las emisiones de CO2.
Las técnicas evaporativas han estado presentes en lugares cercanos al agua como las cascadas, lagos, mares y océanos e incluso sobre la piel humana.
Así, podemos mencionar que las civilizaciones egipcias utilizaban grandes vasijas de barro llenas de agua que aireadas con abanicos de plumas de avestruz, enfriaban el aire en los días más calurosos.
La porosidad del barro permitía mantener la superficie húmeda, facilitando el proceso de evaporación del agua. Otras formas de implementación incluían blancas sábanas mojadas, las cuales se colgaban de las puertas y ventanas para producir una brisa fresca natural que remitía el calor del sol.
Más tarde, los árabes emplearon esta misma técnica de bioclimatización evaporativa en las casas y suntuosos palacios, a través de la construcción de numerosas fuentes y estanques integrados en sus jardines.
La aparición del aire acondicionado en la Era industrial, dejó de lado los sistemas naturales, reemplazándolos por compresores; el mismo con una gran exigencia energética y en ocasiones con mayor requerimiento de mantenimiento, y no ayuda a reducir las emisiones de Co2.
Actualmente y gracias a los avances tecnológicos, la bioclimatización evaporativa que ofrece ECOK se basa en sistemas de última generación, que permiten controlar mejor los parámetros de climatización y admiten el control domótico, a través de aplicaciones móviles.